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Reducir el consumo de un refrigerador: ¿se puede?

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El refrigerador es uno de los electrodomésticos que más energía consume en casa. Está conectado las 24 horas del día y representa hasta un 20% del consumo eléctrico de un hogar medio. Por eso, conocer algunos trucos y buenas prácticas para que consuma menos puede ayudarte a ahorrar en tu factura sin complicarte la vida. En este artículo te contamos cómo hacerlo paso a paso, con consejos reales, datos útiles y palabras clave que te ayudarán a entender cómo mejorar la eficiencia energética de tu nevera.

1. Elige un frigorífico eficiente energéticamente desde el principio

Si estás pensando en renovar tu electrodoméstico, apuesta por un modelo con etiqueta energética A o B (según la nueva clasificación europea). Aunque la inversión inicial pueda ser mayor, el ahorro a medio y largo plazo lo compensa con creces.

Un frigorífico clase A puede consumir un 60% menos que uno de clase F. ¡Eso se nota en la factura mes a mes! Además, los frigoríficos eficientes energéticamente son más silenciosos, suelen durar más tiempo y utilizan tecnologías más avanzadas como compresores inverter o sensores de temperatura inteligente.

2. Escoge el tipo de frigorífico que más te conviene

No todos los frigoríficos son iguales. Elegir el tipo de frigorífico adecuado para tu hogar también influye en su consumo energético. Aquí te dejamos un resumen comparativo:

Tipo de frigoríficoCaracterísticas principalesConsumo medio estimado
Frigoríficos combiNevera arriba, congelador abajo. Muy comunes.Bajo a medio
Frigoríficos americanosDos puertas verticales, más capacidad.Medio a alto
Frigoríficos de una puertaSolo nevera o solo congelador.Bajo
Frigoríficos side by sideSimilar al americano pero más estilizado.Alto

Elige el tamaño en función del número de personas en casa y de tus hábitos. A veces, tener un frigorífico muy grande cuando no se necesita solo supone gastar de más.

3. Apuesta por tecnología No Frost

Los modelos con tecnología No Frost evitan la formación de escarcha en el congelador. Esto no solo mejora la conservación de alimentos, sino que reduce el esfuerzo del motor, lo que implica un menor consumo energético y menos mantenimiento. Además, permiten una distribución más homogénea del frío, evitando que se formen zonas más frías o calientes dentro del compartimento.

4. Controla la temperatura interior

El frigorífico no necesita estar al máximo para funcionar bien. La temperatura ideal es:

  • Frigorífico: entre 4ºC y 6ºC
  • Congelador: -18ºC

Cada grado de más frío aumenta el consumo hasta un 7%. Ajustar la temperatura según la estación del año o el volumen de alimentos guardados puede ayudarte a reducir el gasto sin perder capacidad de conservación.

5. Mantén bien cerrada la puerta

Parece obvio, pero es uno de los errores más comunes. Cada vez que se abre la puerta, se pierde frío y el motor tiene que trabajar más para recuperarlo. Algunos consejos:

  • Evita abrir y cerrar muchas veces seguidas.
  • No te quedes mirando «a ver qué hay».
  • Comprueba que la goma de la puerta sella correctamente.
  • No dejes la puerta entreabierta mientras cocinas o guardas cosas.

6. No introduzcas alimentos calientes

Meter comida caliente hace que el frigorífico tenga que enfriar más de lo necesario. Siempre espera a que los alimentos se templen antes de guardarlos. Así evitas que suba la temperatura interior y se dispare el consumo. También ayuda a conservar mejor los alimentos que ya estaban dentro.

7. No lo pegues a la pared

Deja al menos 5-10 cm de separación para que pueda ventilarse bien. Los motores necesitan espacio para disipar el calor, y si está pegado a la pared trabajará más y gastará más. Esto es especialmente importante en cocinas pequeñas o mal ventiladas.

8. Limpia la parte trasera regularmente

El polvo acumulado en la rejilla trasera dificulta la ventilación. Pásate por detrás del frigorífico de vez en cuando y elimina la suciedad con un cepillo o aspirador. Una limpieza sencilla puede mejorar su eficiencia hasta un 10%.

9. Organiza bien los alimentos

Tener los alimentos ordenados te permite encontrarlos rápido y abrir menos tiempo la puerta. Además, no bloquees las salidas de aire interior. El aire debe circular libremente para mantener la temperatura uniforme. Evita llenar la nevera al máximo: el aire necesita espacio para moverse.

Consejo extra: usa cajas o bandejas para agrupar alimentos similares. Así los localizas antes y mantienes el orden.

10. Descongela cuando sea necesario

Si tu frigorífico no es No Frost, la acumulación de hielo aumenta el consumo. Si hay más de medio centímetro de escarcha, ha llegado el momento de descongelar. Además, una capa gruesa de hielo puede dañar los compartimentos y dificultar la conservación de alimentos.

11. Evita ponerlo cerca de fuentes de calor

No lo instales junto al horno, el lavavajillas o en zonas con luz directa del sol. El exceso de calor exterior obliga al compresor a trabajar más. Si no tienes otra opción, usa separadores térmicos o aísla el frigorífico con paneles protectores.

12. Comprueba la etiqueta de consumo energético

En la ficha técnica del frigorífico aparece su consumo anual en kWh. Puedes calcular cuánto te cuesta al año multiplicando por el precio del kWh en tu tarifa eléctrica. Esto te ayuda a comparar entre modelos y tomar decisiones más conscientes.

Por ejemplo: si un frigorífico consume 180 kWh al año y el kWh cuesta 0,20 €, eso equivale a 36 € anuales solo por tenerlo encendido. Si eliges un modelo eficiente, ese gasto puede bajar hasta 20 € o menos.

13. Revisa la ubicación y la ventilación del espacio

Algunos frigoríficos están encastrados en muebles o en espacios sin ventilación. Eso puede ser un problema para su rendimiento. Siempre que sea posible, deja espacio libre a los lados y por arriba. Los modelos más modernos ya indican en el manual cuántos centímetros de ventilación necesitan.

14. Desenchufa si vas a estar fuera mucho tiempo

Si vas a salir de vacaciones o dejar la casa vacía durante más de una semana, puedes vaciar el frigorífico y dejarlo desenchufado con la puerta entreabierta. Así evitarás el consumo innecesario y posibles malos olores.

En resumen

Reducir el consumo del frigorífico es fácil si sabes cómo. No se trata de dejar de usarlo, sino de hacerlo mejor. Desde elegir un modelo eficiente energéticamente hasta ajustar la temperatura, pasando por hábitos como cerrar bien la puerta o no meter comida caliente, cada pequeño gesto suma. Y a fin de mes, tu factura lo notará.

Además, entender qué tipo de frigorífico tienes (combi, americano, No Frost…) y cómo afecta a tu consumo te ayudará a tomar mejores decisiones a futuro.

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